Lo poco agrada, lo mucho cansa y lo repetitivo aburre. Llevamos ¿un año? con el debate sobre el incierto adelanto electoral en Andalucía. Prácticamente, la segunda mitad de la legislatura ha estado y está impregnada por esta innecesaria diatriba cuando los andaluces necesitan la resolución de sus problemas.
Lo mejor en este momento es zanjar ese debate, y esto solo lo puede conseguir un BOJA que incluya un decreto de convocatoria del presidente andaluz, Juanma Moreno, con la fecha de los comicios autonómicos. Todo lo demás será prolongar estas catilinarias.
El cierto tono frívolo del líder andaluz cuando habló de los meses de junio y octubre para la cita con las urnas, ironizando incluso con la bondad del clima, lleva a pensar que la convocatoria mejor antes que después. El propio consejero Rogelio Velasco ha alejado los fantasmas al afirmar que la economía andaluza crecerá un cinco por ciento aunque los presupuestos del Gobierno andaluz sean prorrogados.
Además, llegados a este punto, ya se percibe cierto aroma electoral en el ambiente. Juanma Moreno es consciente de que su rival será Vox y hacia esa formación ya dirige su artillería pesada. Macarena Olona vuelve a dejarse ver por Andalucía, vaticinio de su más que probable candidatura. Juan Espadas sigue estando
in albis tratando de cerrar las cuentas municipales de Sevilla y organizando, al mismo tiempo, la maquinaria que le permita competir en las urnas. Su reto de alcanzar el Palacio de San Telmo se antoja complicado. Más a la izquierda del PSOE no existe candidato conocido en Unidas Podemos pese a la valía demostrada por Inmaculada Nieto y Teresa Rodríguez apunta a repetir como cabeza de lista de Adelante Andalucía. Y Ciudadanos, en su laberinto. Tras la tempestad provocada por la filtración del audio de Juan Marín ha llegado una relativa calma, aunque en el horizonte llegan más nubarrones. Es evidente que los adelantos electorales los carga el diablo -que le pregunten a Susana Díaz- pero con este panorama una pronta cita con las urnas conseguiría un doble objetivo a agradecer: acabar con este panegírico adivinatorio electoral y evitar una eterna precampaña.