En este mundo de los chefs estrellados y sus segundas marcas hay multitud de variantes, es un mundo realmente amplio con cierta diversidad, pero siempre con algunas similitudes. Esta ocasión es para hablar del ‘Bar de Paco Morales’, el chef biestrellado que inauguró este restaurante informal con el nombre de ‘Nanita’ pero que después del primer confinamiento de la pandemia lo rebautizó con su actual nombre.
Un pequeño local en el centro de la ciudad cordobesa, decoración moderna del gusto imperante, con algunos toques ‘kitsch’, todo detalle está cuidado y nada fuera de su sitio. Todo está en armonía, aunque algo cursi para mi gusto, entiendo que es la tendencia actual.
La carta mezcla ciertos homenajes a la ciudad natal de Paco y toques exóticos adquiridos de sus viajes por el mundo y de la basta bibliografía que ha estudiado el cocinero. Platos convencionales con materias notables y una vuelta de tuerca para crear una versión diferente o más interesante.
Nuestra comida empieza con unas
anchoas del cantábrico con mantequilla de oveja de la quesería la Calaveruela. Excepcionales productos, que se magnifican al contrastar en boca.
También probamos la que es para mí la mejor versión del
bocatín de calamares que he tomado hasta la fecha. Uno de los platos emblema madrileños encuentra en Córdoba su máxima expresión.
Otro plato de interés fue el
escabeche de maíz con gamba blanca y papa aliña, esta preparación que suena local, sus toques ácidos hacen que tu paladar viaje a Sudamérica con sus tradicionales ceviches.
La
hamburguesa cordobesa es otra gran estrella, es un plato transversal entre la hamburguesa americana y el flamenquín cordobés. Deliciosa pero quizás excesivamente grasa, pero ya es ponerse muy exquisito ya que si vais no podéis iros sin probarla.
Como veis platos sencillos, con una gran aceptación, y que según pude comprobar han cautivado al público local, necesario en los momentos que estamos viviendo con la incertidumbre y una movilidad totalmente restringida en el territorio nacional. Es un restaurante que triunfaría fácilmente en cualquier lugar de España, incluso sin la figura de Paco que evidentemente es un gran reclamo para toda la clientela.
Es una visita realmente amable, pero que poco tiene que ver con la cocina que Paco práctica en Noor, que para mí es de las mejores y más precisas del país que le ha otorgado varios reconocimientos, entre ellos las dos estrellas Michelin en tiempo record.