No se descubre nada nuevo. Desgraciadamente en El Puerto hemos normalizado situaciones tanto tiempo que por mucho que se recuerde poco o nada parece hacerla cambiar. Promesas, medias verdades, mentiras, desuniones, intereses y nula o ninguna disposición en desear revertir una realidad que no puede aguantar por mucho más tiempo.
El que se ha dejado pasar inexorablemente para que por una creencia divina o superior trunque lo que por dejadez y por desidia se ha ido acumulando en el tiempo. Querer tener de un día para otro lo que no se ha sabido construir con el paso de las décadas difícilmente se va a conseguir.
Dentro de las deficiencias en las instalaciones deportivas, la ciudad ha ido perdiendo en deporte también el tren del progreso. El tener instalaciones del siglo XXI. Salvo las de El Juncal, que se tardó sólo cinco años en inaugurarlas, ninguna de ellas –repito, ninguna, se ha hecho en el presente siglo.
Todas son arcaicas, incompletas, incómodas, escasas y vergonzantes. Las promesas están para cumplirlas. Exigir a este Gobierno unas instalaciones en condiciones para ya no sería ni justo ni entendible. Tampoco lo es prometer con la boca caliente y en periodo electoral lo que luego no se puede o no se sabe cumplir.
Cada uno que cumpla con sus responsabilidades. Muevan ficha. Hagan política, actúen, decidan, dejen la palabra. Trabajen. No den motivos de catalogarlo como más de lo mismo.