Desde Unión Portuense “queremos transmitir nuestra preocupación por el mal funcionamiento de la depuradora de las Galeras. Una infraestructura anticuada que viene arrastrando problemas desde su construcción hace ya más de treinta años, con averías constantes debido a la sedimentación de residuos que la infraestructura es ya incapaz de filtrar y purificar de forma adecuada”.
La formación reconoce que “dicha instalación vierte sus aguas filtradas a través del emisario de la playa de La Muralla, que se convierte en la principal víctima, junto al ecosistema de la zona, debido a la dejación de funciones del gobierno municipal y de la empresa mixta Apemsa. La mala gestión económica y empresarial de la depuradora, explotada de forma precaria por Aqualia desde 2014, puede terminar causando un daño medioambiental que puede ser irreversible a medida que pasan los años mientras ésta va quedando cada vez más obsoleta e incapacitada”.
Recuerda que “los vecinos de la zona llevan años alertando de los malos olores y de las manchas que aparecen en las aguas de la playa, sobre todo durante la bajamar y con coeficientes de mareas altos. El Puerto no se puede permitir la pérdida de banderas azules, ni por la mala imagen turística ni por el hecho de constituir un reflejo de la calidad de sus aguas”.
José Antonio Calatayud, coordinador de eficiencia e innovación local de Unión Portuense, comenta al respecto: “Solicitamos al gobierno municipal que clarifique el futuro de la depuradora y que acelere la gestión con la Junta de Andalucía para la construcción de una nueva infraestructura bien gestionada que proteja la salud de los portuenses, el ecosistema de nuestras playas y la imagen turística de nuestra ciudad. Del mismo modo, instamos al área de medioambiente a que gestione de forma efectiva la inspección de analíticas de las aguas vertidas para, en caso necesario, corregir vertidos y evitar daños mayores”.
Javier Botella, portavoz de Unión Portuense, sostiene que “no solo hemos perdido una Bandera Azul, estamos ante otro caso de nula gestión y falta de supervisión por parte del gobierno municipal. Las Banderas Azules son reclamos para los turistas, para vender nuestras playas, pero el principal problema es el impacto medioambiental que el propio estado de la depuradora está provocando en el entorno. No podemos esperar ni un minuto más”.