Los cinco arrestados en España se dedicaban a la obtención fraudulenta de dinero en efectivo en cajeros automáticos y a la compra de artículos de lujo, como joyas, telefonía móvil o dispositivos informáticos en la provincia de Almería y en zonas de costa.
Según la Policía, la actividad de la organización comenzaba en varias ciudades turísticas italianas, en las que la red contaba con especialistas en la clonación de tarjetas bancarias.
La banda instalaba dispositivos ocultos en los cajeros, conocidos como skimmers, con los que copiaban las bandas magnéticas de las tarjetas y los números PIN.
Las numeraciones obtenidas eran enviadas a Rumanía, donde se vendían a través de internet, y a España, donde se clonaban tarjetas y se obtenía dinero efectivo.
En ese momento actuaban los pasadores que bajo el amparo de documentos de identidad previamente falsificados, eran los encargados de efectuar en Almería y otras poblaciones de la costa española extracciones de dinero en efectivo en cajeros automáticos y también de hacer compras de bienes de alto valor.